Archivo de 3 septiembre 2009

Papilio Machaon

 

 

 macaon

 

Hablaré a continuación de una prima de la ya descrita Iphiclides Podalirius, que rivaliza con ella en belleza y envergadura. Se trata de la Papilio Machaon (nombre científico), o Macaón (nombre vulgar), y está protegida desde hace años en parte de su zona de distribución,  en concreto aquí en España también lo está.

Son muy características las colas de las alas inferiores y su envergadura, entre 30 y 57 mm. Su hábitat oscila en altitud entre el nivel del mar y en torno a los 1500 metros, preferentemente incluye prados y sitios con flores. No se encuentra en las islas británicas, salvo en un pequeño reducto, y así como cada vez se hace más escasa en Europa, también es cierto que su población ha aumentado mucho en el Norte de África y en Asia y América del Norte, con diferentes subespecies descritas. Particularmente, yo la he observado en el Monte de O Castro en Vigo (Pontevedra), en Madrid y en Foz (Lugo).

La oruga es de color verde y posee al igual que la Chupaleche un osmeterio, órgano defensivo.

 

(8) – Tributo a William Shakespeare

 

 

¿Quién no ha disfrutado alguna vez de aquel soneto de Shakespeare que incluye lo que sigue:

 

«Si a mis días colmados sobrevives,

y cuando esté en el polvo de la muerte

por ventura relees

los inhábiles versos de tu amigo,

con lo mejor de tu época compáralos

y aunque todas las plumas los excedan

guárdalos por mi amor, no por mis rimas,

superadas por hombres más felices» ?.

 

Hay que reconocer que estos versos con rima, escritos en lengua inglesa, son todo un espectáculo.

William Shakespeare es considerado por la mayoría de críticos y escritores como el mejor autor en lengua inglesa. Algún día dedicaré algún artículo más extenso a este genio literario, pero de momento dejo aquí un poema de mi cosecha, para hacerle el honor que tal prohombre se merece. Sería una asignatura pendiente no hablar de Shakespeare en esta web, pero lo dejaré para más adelante.  

 

Tributo a William Shakespeare 

 

Cuando la rosa mustia

que conservo se pudra

irreversiblemente,

y el río que en algún lugar

se besó con su afluente

tras los suaves meandros

muera en el mar;

cuando la cigüeña blanca

yazca con su cigüeño blanco

bajo los reverberos

de un sol hiriente

tras muchos años de solaz,

y cuando el verde trigo

parido de la simiente

a los amigos incomode

en el paladar

convertido en hostia crujiente

de bendecido pan…

Cuando el cirio

que un día se prendió

con un abrazo inocente

agote su cera en un altar

y las campanas doblen

por el aquí presente

yo qué sé en qué lugar;

y en ese día que me convierta

en terrateniente

de un recinto cuadrangular

asistas al funeral

de aquél que tanto te amó

y que tú no quisiste amar,

llorarás amargamente,

pero mi dicha cambiará

porque olvidaré la rosa

y el río, y la cigüeña

y el cirio y el trigo

y el pan

y a aquella niña inocente

cuya bondad ciertas

noches me hizo llorar,

y olvidaré esta quimera

que ahora describo impaciente

que me consume

hasta el final.

 

© El rostro sagrado, SergeantAlaric, 2012.