La laguna de Valverde se vuelve más bonita en primavera y verano, con sus vivos colores, aunque se pierde diversidad en relación al invierno, sobre todo en lo que respecta a la avifauna. Con un poco de paciencia, en un día como hoy se pueden observar los azulones chapoteando en el agua, después de la cría de los polluelos en el mes de abril, las gallinetas con su oscilante movimiento, los zampullines chicos con su bello plumaje estival y algún despistado porrón moñudo muy de tarde en tarde. Se escucha el rascado persistente de algún rascón de vez en cuando, y en los árboles próximos al agua los cantos repetitivos del ruiseñor bastardo, del pinzón vulgar y de algún carbonero común.
Pero, a pesar de que no había prácticamente aves sobre el agua, he podido obtener bonitas fotografías que atestigüan la belleza de este humedal en el buen tiempo, y que comparto en esta entrada.
Repitiendo con tres actores del elenco de su anterior película “Los siete magníficos” (Steve McQueen, Charles Bronson y James Coburn), en el año 1963 John Sturges dirigió el film “La gran evasión”, basada en una novela de Paul Brickhill. Esta producción es el clásico por antonomasia del cine bélico, que nos ha dejado en la retina y en la hemeroteca visual algunas de las escenas más icónicas del cine de todos los tiempos.
Lo mires por donde lo mires, se trata de un film fabuloso, es divertido, tiene intriga, actores fantásticos, y es tan emocionante al verlo hoy en día como cuando se estrenó.
No creo que existan muchas personas que no la hayan visto y que no conozcan la trama. Un grupo de prisioneros británicos y estadounidenses, los ases de la fuga en la Alemania nazi, son recluidos en un campo de concentración, donde son reunidas “todas las manzanas podridas en el mismo cesto”. Con una organización que para sí quisieran muchas entidades de la sociedad, este grupo de elementos construye tres túneles (que llaman Tom, Dick y Harry) con el objeto de poner en práctica una fuga masiva, de cuantas más personas mejor. Los dos cerebros de la operación son interpretados por Richard Attenborough y Gordon Jackson. Pero quien cava los túneles es Charles Bronson, encarnando a un oficial que padece claustrofobia, y que las pasa canutas con los derrumbamientos que a veces se producen. Los demás personajes son Donald Pleasance, el falsificador cuya visión se va deteriorando; James Garner, el astuto proveedor que emplea todas sus artes en conseguir todo el material y suministros necesarios para la empresa, y cómo no, el carismático Steve McQueen, al que bautizan como “el rey del calabozo” sus compañeros, y que es utilizado como “liebre” de la fuga, siendo recapturado siempre. Un argumento extraordinario, aderezado con una fantástica banda sonora, a cargo de Elmer Bernstein.
Pero si hay un personaje que me parece entrañable en esta película, ése es sin duda el ingenioso falsificador, interpretado por Donald Pleasance. En particular, por dos aspectos de su personalidad que me cautivan. En una secuencia aparece jugando distendidamente al ajedrez con el proveedor James Garner, mientras toman el té. Y en otra secuencia, en realidad mi secuencia favorita de todo el film, explica a sus compañeros prisioneros, reunidos todos en uno de los barracones, la biología, canto y costumbres del pájaro verdugo, con un fabuloso dibujo del ave como fondo en una pizarra. Se trata de un versado ornitólogo, que disecciona con habilidad la especie Lanius Nubicus (alcaudón núbico), una ave de la familia Laniidae, que recibe su mote de pájaro verdugo por su fea costumbre de empalar a sus presas en espinos, y en alambres u otra suerte de elementos punzantes. Esta costumbre en la familia de los alcaudones se debe a que son aves de potentes garras y pico, pero que no ostentan el poderío de aves mayores (como las aves rapaces), y que clavan a la presa en el pincho para poder desgarrarla, aprovechando para almacenar en él una despensa para el crudo invierno. En la península ibérica existen cuatro especies de alcaudones: el dorsirrojo, el real, el común y el chico. Son aves bonitas, que cada vez escasean más. En cualquier caso, esta secuencia de la clase de dibujo y ornitología que ejecuta el falsificador, le da un toque de encanto a la película, y ejemplifica la afición tan inglesa por las aves de jardín, que el hermano del actor Richard Attenborough, David, supo transmitir en los estupendos documentales de ornitología de la BBC. Comparto la susodicha secuencia en video.
Puedo hacer que la tierra se pare
en seco. Hice
desaparecer los coches azules.
Me puedo hacer invisible o pequeño.
Puedo convertirme en gigante y alcanzar las
cosas más lejanas. Puedo cambiar
el curso de la naturaleza.
Puedo situarme en cualquier lugar
del espacio o el tiempo.
Puedo invocar a los muertos.
Puedo percibir sucesos de otros mundos,
en lo más profundo de mi mente
y en la mente de los demás.
Yo puedo.
Such a shame Such a shame to believe in escape. ‘A life on every face’ But that’s a change, until I’m finally left with an ‘8’. Tell me to relax – I just stare. Maybe I don’t know if I should change a feeling that we share. It’s a shame
(such a shame)
Number me with rage It’s a shame (such a shame) Number me in haste (such a shame) This eagerness to change
It’s a shame
The dice decide my fate that’s a shame In these trembling hands my faith tells me to react I don’t care Maybe it’s unkind if I should change a feeling that we share. It’s a shame
(such a shame)
Number me with rage It’s a shame (such a shame) Number me in haste (such a shame) This eagerness to change
Such A shame
Tell me to relax – I just stare. Maybe I don’t know if I should change a feeling that we share. It’s a shame
(such a shame)
Number me with rage It’s a shame (such a shame) Number me in haste It’s a shame (such a shame) Write across my name it’s a shame (such a shame) Number me in haste (such a shame) This eagerness to change
Añado en esta entrada otras gráficas de interés relativas al sistema de posicionamiento Consol. La primera de ellas representa la evolución temporal de los fasores en un ciclo completo del período de la parte de señal de orientación, para la señal recibida en la perpendicular a la línea de antenas.
La segunda de la serie representa la señal demodulada relativa al subperiodo de señal de orientación.
Las dos siguientes imágenes representan la amplitud de la señal recibida para distintas ubicaciones en relación a la estación. En la primera imagen se aprecia únicamente la parte de orientación de la señal para dos posiciones angulares diferentes respecto a la estación. La segunda de ellas representa el ciclo completo de la señal recibida para la transmisión efectuada desde la estación de Stavanger.
Pero el dedo implacable
sigue y sigue escribiendo.
Seducirlo no podrás
con tu piedad y tu ingenio
para lo escrito tachar
o con tus lágrimas borrar
ni una coma ni un acento.
Rubaiyyat, Omar Khayám
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"Me gustan los números porque con ellos verdad y belleza son lo mismo.
Te das cuenta cuando las ecuaciones empiezan a resultar bellas. Ves que los números te acercan al secreto porqué de las cosas".